martes, 10 de diciembre de 2013

Escándalo o poesía? Tetas, pezones, pechos, senos, mamas.



(Imagen correspondiente a la portada del número 2 de Salamandria dedicado al pezón)
Autora: Ana Santos Payán


Sus pechos fuentes de mi pequeño nocturno.
Javier Corcobado, Yo quisiera ser un perro

Tus senos eran dos botones blancos abriéndose bajo la luna.

David Meza, El sueño de Visnu


No hay tetas más hermosas que las tuyas;
ven, reclínate, clávame tus puyas.
por esto, yo tornaría a nacer.
Ángel Guache, Veinte sonetos de amor y una declaración desesperada

El cirujano plástico es el poeta de la medicina y los implantes mamarios son el soneto.
Camilo de Ory, 300



Tengo miedo. Las barrigas respiran. Sin piel y sin huesos
se balancean esos hombres que agarran tetas con sus manos.
Begoña Callejón, Cenicienta en sangre


Descubrir al final de una noche, bruscamente,
que ese amanecer culpable y aquellos tiernos pechos
que nunca osamos imaginar que llegaran a serlo
ya no serán nuestros.

Harkaitz Cano, Alguien anda en la escalera de incendios


Tus pezones no tienen igual
puedo recordártelo
son belleza y diversión
pero nunca resolverán el hambre del mundo
David Fishkind, VOMIT



por favor nada más
que un culito de champán por ver su carita asomar su sonrisa pícara sus
revistas de tetas grandes y su saliva caer desde el cielo a la calva de algún viejo
sin futuro
Maite Dono, Circus girl

y después
nos frotamos los senos con savia de almendro.
Como estamos tan locas ya da igual lo que hagamos.
Como ya hemos pecado es un deber disfrutarlo.
Ana Tapia,  El polizón desnudo


Tiene las tetas descubiertas por un inmenso escote, y un abrigo largo de peluche blanco a punto de taparlo por si las luces que viera giraran rítmicamente. Ya paso junto a ella: Ciao, tesoro. Hai una
sigaretta? Y le doy una.
Antonio Portela, Ciudadano romano

Al levantarse
me han rozado sus pechos
interminables.
Eduardo Moga, Los haikus de tren

las sirenas seducen con olas de cabellos como
líneas de infinitos colores, con senos que te roban la pureza, y más arde la
llama y el frescor que hay en tu corazón, y se agudiza tu sordera
Fatena al-Gurra, Excepto yo



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