lunes, 4 de febrero de 2013

Células rebeldes versus poesía

Foto: Ana Santos Payán
El mundo piensa en mí y en esas otras células de cáncer
que le besan la vida.
David Meza, El sueño de Visnu

De nuestro afecto por la proliferación de la materia nacen dos patologías: la ciudad y el  cáncer. Ambas tienen que ver con el miedo a morir.
Estíbaliz Espinosa, papel a punto de

Mi moral es liviana como las raíces de mis algas. Es un pez espada que parte los brazos de mis pescadores y las lianas del mar. Es un cáncer que se esconde en la moraleja del cuento que voy a contarte...
Pedro Casariego Córdoba, Qué más da

Igual que el sueño, vuelve
la tarde a ser carne apagada,
cáncer en las paredes de la luz.
Ana Gorría, Araña

Cada cual acarrea
su radiografía bajo el brazo.
Su cuota de cáncer, su abandono,
su ojo de cristal o su guante ortopédico.
Que nos aspen si eso no nos remueve algo dentro.

Pesa vivir en un planeta redondo
Pesa pertenecer a un mundo con estrías
Pesa la peluca que disimula el cáncer
Pesa la belleza
Pesa el milagro, el aburrimiento
Lo sagrado y lo profano
De todas todas, pesa el ser
Maite Dono, Sobras

El poeta se estaba muriendo:
el cáncer refulgía por su cuerpo
y lo tenía dando vueltas en cama para matar las llamas.
Aún así, cuando el teniente irrumpió en el piso de arriba,
Neruda se encaró y le dijo
Aquí sólo hay un peligro para usted: poesía.
Martín Espada, Soldados en el jardín

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